lunes, 8 de julio de 2013

Palabras del Rector el 20 de junio de 2013

Estimados compañeros en la conducción del Colegio, queridos colegas educadores, señores padres y familiares de nuestros estudiantes, queridos chicos.
En estos días tan significativos para nuestro Colegio, próximos a la fiesta de nuestro Patrono, el 21 de junio, y celebrando ahora la figura enorme de Manuel Belgrano y su herencia, herencia que se plasma en la Bandera nacional, quisiera invitarlos a la reflexión, que nace de la experiencia y se plasma en la acción. Como enseña nuestro Paradigma Pedagógico Ignaciano.
Les propongo reflexionar sobre la Bandera como signo de libertad y distintivo común.
La escena que puede ayudarnos es la de Belgrano con su ejército en Jujuy, la la frontera de nuestra tierra, camino a Humahuaca, en 1812. Allí la enseña patria fue bendecida por primera vez. 1812, una Frontera y una bandera.
¿Cuáles son nuestras fronteras, en la Mendoza de 2013? ¿Qué bandera podemos izar allí? ¿Qué bandera ofrecemos para que Dios bendiga?
Permítanme ensayar algunas respuestas:
En primer lugar a quienes hoy realizan su promesa de lealtad a la bandera nacional, chicos y chicas de 4° grado y de 2° año. Podría ser para ustedes solo una formalidad, algo que hay que hacer, un acto escolar como tantos; si así  fuera habría que entenderlo,  pues les toca crecer entre adultos que vivimos prometiendo. Pero no se desanimen, pueden mejorar lo que están recibiendo. No tengan miedo y no les de vergüenza dar su palabra y ser consecuentes con ella. A partir de hoy,  cuando icen cada mañana la bandera nacional, recuerden que con ella puede levantarse una nueva generación de niños y jóvenes auténticamente libres, amantes de  la justicia, insatisfechos con el presente y esperanzados por un futuro mejor. Belgrano estará muy contento, san Luis Gonzaga también. En la frontera de la palabra vaciada de sentido ustedes dicen hoy sí prometo y en el cielo irrumpe una bandera de esperanza.
Queridos  colegas docentes, imaginémonos con Belgrano, con Ignacio, con san Luis Gonzaga; estamos como en Jujuy de 1812, educando en la periferia, en la frontera, donde no hay bandera o donde otros pretenden izar una distinta. Les propongo y les pido:
Que en la frontera del desánimo y el desaliento: icemos la bandera de la esperanza y el entusiasmo.
Que en la  frontera de la mediocridad, la superficialidad y el facilismo: icemos la bandera de la exigencia, la profundidad, la excelencia.
Que en la  frontera de la discriminación y la exclusión, icemos la bandera del respeto de la diversidad, de la tolerancia y el acompañamiento personal de cada uno.
Que en la frontera de la deslegitimación de la tarea docente,  icemos la bandera del profesionalismo, la formación permanente y el trabajo bien hecho en el aula y fuera de ella. 
Que en la frontera de tanta confrontación y descalificación mutua: icemos la bandera de la reconciliación y la amistad.
En la frontera de la queja estéril y la crítica dañina (¡cuánto daño hacen en nuestras instituciones los pasillos y las salas docentes cuando se infectan de queja estéril y de crítica dañina!) ante esta frontera, icemos la bandera de la creatividad, de la proactividad, del compromiso.
En la frontera, donde el enemigo pretende arrebatarnos la libertad, levantemos como Belgrano, como Ignacio de Loyola, como Luis Gonzaga, la bandera de una apasionada educación de excelencia.
A los padres aquí presentes, les toca educar en la frontera de la “satisfacción empachante”, Belgrano tuvo que hacer lugar a la enseña Patria mientras otros pretendían sostener el estandarte real. Hoy el escenario es distinto, pero hay un estandarte que pretende regir nuestro modo de ser padres y tiene que ver con la violenta oferta de consumo permanente. Comprar, tener, comprar.
Cuando este estandarte se mete en nuestras casas, se sienta en nuestra mesa o duerme con nosotros, terminamos pseudosatisfechos, empachados de cosas, pero mal nutridos (y por tanto inmunodeficientes ante las dificultades de la vida), ansiosos y esclavos. En esta frontera pueden ustedes izar la bandera del encuentro personal, libre de pantallas, con diálogos sin apuros, de  grandes valores, de  pequeños gestos. No hace falta comprar todo lo que nos venden para mitigar el miedo a frustrar a nuestros hijos o a que nos rechacen por un “no” puesto a tiempo. Exigir, a veces frustrar y estar presentes, puede ser un camino de libertad y alegría.
Por último quisiera decir unas palabras a nuestros chicos de quinto año. Queridos chicos, hace algunos días colgaron sus banderas en el contexto de la presentación de sus buzos, una práctica que se ha ido instalando en nuestra provincia y que como colegio hemos querido asumir y acompañar.  
Qué hubiera hecho Belgrano, o Ignacio de Loyola al ver esas banderas que ustedes pintaron con sus propias manos. Seguramente se hubieran puesto contentos. En primer lugar porque se organizaron para pintarlas. También por algunos de los “hilos de su contenido”.
Con estas tres banderas quizá se pueda hacer una sola.  Es necesario construir una bandera que los distinga, un distintivo que llevar en pocos meses a las fronteras en las que estarán como ex alumnos.
En medio de una propuesta social de “uniformidad consumista”, de “igualismo atontante”, de “facilismo enanista”.  Ustedes podrán ofrecer una bandera que anuncie algo distinto, que haga la diferencia, una bandera que diga no a la droga, al alcohol y a tantas formas de adicción, y que  diga sí a un modo distinto de vivir la juventud.
¿En qué se distingue la bandera del san Luis Gonzaga de tantas otras...?
Les doy una pista que en realidad nos han dado ustedes a nosotros: Para lograr esta diferencia habrá que trenzar en toda la tela los hilos de la divinidad, así ya no será solamente la bandera de un proyecto humano, sino que tendrá el flamear de las cosas divinas. Y como todas las cosas del Dios de Jesús, perseguirá altos ideales, querrá levantarse en el corazón de todos, aborrecerá la discriminación y la exclusión y se apasionará por una amistad auténtica y duradera, buscará el respeto y el cuidado de los más vulnerables, procurará que se custodie el planeta… Será una bandera libre, liberadora y alegre. Son los hilos de la “divina locura” que se robó el corazón de Ignacio, de Belgrano, de Luis Gonzaga.
En la frontera de los caprichos infantilizantes, esta bandera podría anunciar que hay jóvenes que desean jugársela por lo que quieren. “Hacemos lo que queremos”, pero no un querer impuesto desde afuera que podría terminar siendo una imitación de lo que hace todo el mundo. La libertad es ser capaces mirar todo de elegir el bien! Y si lo que quieren no les hace bien, no lo hagan, no lo elijan, aún cuando tengan ganas. Y cuando no puedan hacer lo que quieran –que les va a pasar- entonces quieran lo que hacen.
Así, en la frontera de la perversa manipulación silenciosa de las libertades juveniles (tan rentable para quienes comercian con su salud, con su seguridad, y con su futuro) habrá una bandera que hace la diferencia, bordada con hilos de divina locura, cuyos seguidores se distinguen porque quieren,  eligen y hacen lo que les hace bien a sí mismos y a los demás. Que esta sea su bandera común.

Muchas gracias.

Prof. Lic. Julio Navarro Sanz

martes, 18 de diciembre de 2012

Palabras de Rector en el acto de Colación de Secundaria 2012


Estimadas autoridades, colegas, padres:

Permítanme decirles algunas cosas a estos chicos que hoy egresan. A ustedes me quiero referir.
Y quisiera hablarles de Historia.
Es que Uds. me han dado pie a que así lo haga. Me gustó la frase que pusieron en una de sus banderas: “nosotros hacemos historia”. Miremos juntos si esto es cierto.
Era el siglo pasado cuando iniciaron su escuela en sala de cuatro. Era el milenio pasado! Y los 12 primero años de la historia de este siglo han sido escritos con ustedes como estudiantes, niños y luego jóvenes en formación.
Será el 2013 cuando muchos inicien la universidad y en torno al 2020 estarán dando sus primeros pasos como profesionales.
La historia seguirá su marcha, y los tendrá a ustedes no ya como estudiantes –aunque nunca se termina de estudiar- sino como protagonistas activos en la sociedad en la que ejercerán su rol adulto. Será el año 2061 o 2062 cuando presenten sus papeles para jubilarse. Algunos pueden dar testimonio que eso pasa rápido y sigilosamente.
¿Qué será de nuestra historia con Ustedes como protagonistas? ¿Qué será de nuestra provincia, de la Argentina y del mundo entero? ¿Qué historia escribirán estos 90 hombres y mujeres egresados del colegio San Luis Gonzaga?
¿Qué será del año 2061?
Les comparto una convicción personal: Asistimos a un periodo de la historia muy interesante, muy esperanzador. Quizá una etapa histórica única. Estamos en condiciones de que se diga de nosotros dentro de algunos cientos de años, que el siglo XXI fue el siglo de oro de la historia de la humanidad. Siglo en el que se terminó de instalar una modo de vivir distinto, saludable, donde reina la tolerancia, la aceptación de las diferencias, la dignificación de la mujer, el cuidado por la naturaleza, el regreso a los valores trascendentes, la construcción del bien común por sobre el interés individual y mezquino; y la paz definitiva. Tenemos los ingredientes. Depende de nosotros.
Pero cuidado con los profetas de la amargura, los centinelas de la desesperanza, los que cultivan la desilusión. Aquellos (en su mayoría adultos) que se alimentan de un discurso gris, que se escandalizan ante los cambios, que le tienen terror a lo nuevo. Cuidado porque pueden envenenar su juventud. Y de este modo podrían obligarlos a atrincherarse en sus vidas adolescentes, a no querer crecer, a ser como Peter Pan.
Miren: han terminado una etapa hermosa, pero seguramente no será la mejor etapa de sus vidas. Lo mejor está por venir. Porque ser adulto es mejor que ser adolescente, porque crecer puede significar, si se animan, hacerse GRANDES , no solo de edad, sino de alma. Lo mejor de la historia está por venir porque les toca a ustedes ser los protagonistas, les toca mejorar lo que han recibido, les toca incendiar su entorno con un nuevo modo de vivir. Tienen que hacer algo nuevo y distinto.
Y eso no se busca ni se encuentra afuera, en las ofertas de consumo, en los grandes paquetes armados por empresas que ofrecen la felicidad de utilería, ni en los paquetes chiquitos que venden en las esquinas los mercaderes de la muerte. No se busca ni se encuentra en la diversión barata y vacía. Lo nuevo, lo distinto solo se googlea adentro, en el corazón. Allí donde habla Dios, donde él mismo siembra deseos de grandeza.
No googleen afuera lo que solo se encuentra adentro, porque estarán alimentando a los depredadores de la juventud, y se estarán haciendo daño a Uds. mismos y a los demás.
Y si en algunos momentos sienten que les faltan las fuerzas, tendrán que poner en juego su rusticidad. Algunos se autodenominan rústicos ¿no? Rústica es una planta que aún en condiciones adversas, logra dar buenos frutos. Así lo define una acepción del diccionario. Pues cuando venga la noche y la tormenta, sean rústicos e inoxidables.
¿Qué será de Mendoza en el 2061? En gran parte depende de ustedes.
Hay 90 egresados que tienen algo nuevo que ofrecer, ser ex alumnos del san Luis Gonzaga se les tiene que notar. Cuando en 2061 se haya escrito una página grande de la historia, habrá ex alumnos del SLG que tendrán mucho que ver con eso. La economía, la salud, la familia, la Iglesia, la política, el arte, la literatura, la informática, la educación, el deporte, las ciencias… pueden ser bendecidas por ustedes egresados.
Nosotros hemos querido encender la llama en estos años, para que ustedes incendien el mundo.
Un poco como Rector, pero fundamentalmente como egresado de este Colegio permítanme decirles: Bienvenidos, desde hoy forman parte del enorme privilegio y el gran desafío de ser ex alumnos del San Luis Gonzaga.
Dios los bendiga.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Boston: “una buena noticia…”



A los Profesores de los Colegios Jesuitas e Ignacianos de América Latina y el Caribe (FLACSI)

Los Rectores y Directivos participaron en los primeros días de agosto en el Coloquio Internacional sobre Educación Secundaria Jesuita e Ignaciana, en la ciudad de Boston MA.


En unas breves palabras les ofrecemos algunos comentarios para compartir algunas riquezas del mismo y para anteceder al documento final, que les invitamos a leer y considerar a continuación para ayudar a profundizar el compromiso cómo Profesor que recorre el camino Ignaciano.

En la actividad participó un grupo de alrededor de 350 Directivos de Colegios Jesuitas e Ignacianos provenientes de 65 países. Otros eran miembros de las coordinaciones o redes nacionales de educación, algunos provinciales y algunos miembros del gobierno central de la Compañía de Jesús. Antes de la riqueza de contenidos, en el grupo había ya una riqueza marcada por la pluriculturalidad, el multilingüismo, la presencia de laicos y jesuitas, la larga experiencia de los convocados. De esta riqueza se pudo nutrir la convivencia fraterna, los diálogos espontáneos y las sesiones de estudio y trabajo.


La declaración final tiene por título: “Jesuit Education – Our commitment to Global Networking” ( Educación Jesuita: nuestro compromiso de trabajar en redes gobales”). El punto que se destaca en la declaración es la conciencia de ser una red mundial de gran riqueza y de cómo esta red abre un potencial de mejor servicio a la misión, de mayor incidencia, aprendizaje constante y visión amplia del mundo con sus problemas y la educación con sus respuestas. Un colegio que se aísla es un colegio que no se desarrolla y prepara su muerte. Por eso, hay una llamada fuerte a fortalecer las redes locales y nacionales, y a vincularse a través de éstas a la Red Mundial. Aquí en América Latina y el Caribe hemos caminado algo en esto, y hay que intensificar.

La globalización es un hecho, las decisiones se toman cada vez más en el nivel global, y se aplican y enriquecen en el nivel local. Hay estereotipos que quizás no nos gustan, y por eso a veces nos defendemos. Por ejemplo, la Coca Cola es la misma en todo el mundo, sus presentaciones, sus auspicios, sus estrategias, sus formas de reaccionar ante el mercado, están definidas globalmente y aplicadas localmente. Nosotros no trabajamos con objetos, sino con personas, y la cultura no es un dato marginal, sino central.

Nuestra globalización no arranca de una necesidad comercial, no exige uniformidad. Es más bien una mirada global porque la misión es global. Por eso el documento final llama a “desarrollar… nuestra habilidad de respetar y participar en nuestra propia situación, teniendo siempre en mente nuestra identidad y misión universal como colegios jesuitas e ignacianos”. Invita a fortalecer “las redes locales y regionales, y al mismo tiempo centrarnos en la importancia de alimentar relaciones globales al interior y al exterior de la red jesuita e ignaciana”.


El reto es el de formar “ciudadanos globales” y de serlo también nosotros. Esto implica mayor conciencia del mundo y sus problemas globales, mayor capacidad de interactuar y colaborar con otros, de desarrollar un cuerpo mundial en el que se trabaje activamente por el servicio de la fe y la justicia, el cuidado del ambiente, la inclusión y la supresión de fronteras, la construcción de puentes generacionales, interreligiosos, socioculturales, etc. Los Colegios Jesuitas e Ignacianos desean “ayudar efectivamente a los estudiantes a encarar desafíos globales”.

En lo concreto, tenemos que fortalecer nuestro alineamiento con las prioridades apostólicas de la Compañía de Jesús, con el plan estratégico de los Colegios, con la Red Educacional Ignaciana de cada país y sus propuestas, participando creativamente y dejándose interpelar, planificando y revisando lo que se hace desde estas perspectivas, aportando lo que se recoge de las experiencias locales. Colegio que se aísla, muere. Y se puede agregar: “profesor o profesora que se aísla, termina por marginarse definitivamente”. Hay que dar tiempo para mirar el propio trabajo desde este enfoque. De ahí que la prioridad de “Colaboración” sea tan importante y tan urgente, como lo es la de la “inclusión” y la de la “formación de los jóvenes” en esta línea de “ciudadanos globales”.

Para terminar, una nota espiritual y teológica, sobre todo inspiradora. Impresionó mucho el aporte hecho por un jesuita filipino que es Asistente del P. General para la región de Asia. Reflexionando sobre el cristianismo, él comentó que parecía ser que en Occidente el principal énfasis solía ser en la verdad: qué es lo correcto, qué dice la Iglesia sobre esto o esto otro, cuál es la doctrina, el resultado esperado.

Agregó que en África lo más evidente parecía ser la vida: la vida amenazada, la vida que se expresa en los tambores y danzas de la liturgia, la vida que clama y pregunta, y que al mismo tiempo trasunta alegría. En Asia, el énfasis parecía ser el camino: la sabiduría ancestral, el aporte de las religiones y espiritualidades, la búsqueda del caminante, la huella milenaria y la libertad del peregrino. Y, recordó finalmente: Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Esta es una buena motivación para fundamentar lo que entendemos por globalización.

Apoyémonos en el fortalecimiento y la profundización de estas líneas de trabajo como un sólo Cuerpo Apostólico Latinoamericano y del Caribe.

Les saludamos afectuosamente,

Equipo Directivo

FLACSI